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05 jul, 2021
Hay un consenso respecto a una idea: el mundo ha cambiado debido a la emergencia sanitaria, que en alguna medida fue y es una gran enseñanza. Que afectó desde algunas costumbres de la vida diaria a conductas sociales. Y las organizaciones se aprestan a adaptar su negocio al “nuevo mundo”.
En momentos en que algunas restricciones comienzan a quedar por el camino – por ejemplo, la Unión Europea se apresta a recibir a turistas extranjeros - , el mundo comienza a tomar conciencia de que está asomando un nuevo horizonte. Y que muchas de las premisas que ordenaban los vínculos personales ya no serán iguales. En algunos aspectos se ha generado una especie de “barajar y dar de nuevo”. Naturalmente que en los primeros tiempos el objetivo de todos fue el cuidado de la salud. Pero superado el impacto inicial, la gran apuesta fue prepararse para lo que antes o después iba a llegar.
Este “nuevo orden” implica, naturalmente, también los vínculos con las empresas. Aquellas que se consideren vanguardistas están tomando nota de lo que vive el planeta y hacia dónde va el mundo laboral. Fue una prueba que solo superaron las organizaciones abiertas al cambio y dispuestas a asumir riesgos.
Eficiencia y teletrabajo
Uno de los aspectos más afectados por la pandemia – y a su vez la mayor enseñanza - es la forma de mirar el trabajo. El teletrabajo era algo que se insinuaba en algunas organizaciones, aunque por lo general en forma parcial. Pero la propagación del coronavirus obligó a acelerar procesos que estaban apenas esbozados. Las principales dudas en su aplicación se generaban especialmente en las formas de supervisión “a distancia”. Pero desde marzo de 2020 varias organizaciones apostaron a trabajar a distancia y el resultado fue una grata sorpresa. Porque no solo no afectó – e incluso mejoró – la eficiencia de la organización, sino que afianzó los vínculos de confianza. Entre otros puntos, porque quedó demostrado que algunos asuntos se lograron resolver apenas intercambiando mensajes y sin necesidad de reuniones que muchas veces se extendían por horas. La palabra “zoom” era casi desconocida hasta comienzos de 202o, y forma parte de la rutina de la mayoría de las organizaciones, los medios de comunicación y los centros educativos.
De la mano de esto se construyeron nuevas formas en los vínculos laborales, lo que supuso un enorme desafío para las áreas de Recursos Humanos de las organizaciones.
La gran protagonista de esta “transformación” fue la Comunicación (interna y externa) de las organizaciones. Puertas afuera, para que los mensajes respecto a cambios de horario, servicios o prestaciones llegaran al público objetivo. Puertas adentro, para que las responsabilidades y tareas no se vieran afectados por el escenario de cambios que impuso la pandemia. Ambas en sintonía para consolidar la imagen de la organización.
El protagonismo de la tecnología
Este escenario de trabajo a distancia solo pudo ser sostenido y afianzado en aquellas organizaciones que ya habían realizado una apuesta a la renovación constante. Las que no, padecieron incontables complicaciones. Desde logísticas hasta administrativas. Para ilustrar el impacto del cambio que trajo aparejado la pandemia – y sobre todo la velocidad de ese cambio – basta recordar que, por ejemplo, Amazon debió contratar 175.000 trabajadores más porque sus pedidos se dispararon. En la misma línea, Netflix, aumentó su llegada en un 47% durante el mismo período. Y Zoom, la empresa dominante en el mundo de las videollamadas, tuvo más de 11 millones de descargas en todo el mundo a partir de abril de 2020. La tecnología demostró ser un socio perfecto en este contexto.
Uno de los mayores temores de algunas organizaciones – que tiene un origen “histórico” – es que la llegada de la tecnología sustituye a las personas. Y esta pandemia demostró que, por el contrario, los colaboradores y la tecnología son los pilares de una organización robusta y en desarrollo.
En resumen, la apertura al cambio, innovación, creatividad ante un escenario de incertidumbre mundial, apuesta a la tecnología y una mejora continua en la gestión fueron los puntos claves de esta etapa que vivieron las organizaciones a nivel global.
Y, claro está, las personas, los equipos, que siempre serán el mayor valor de toda organización. Y que están protagonizando este cambio casi revolucionario en el mundo de las relaciones laborales.